
Una obra que representa la culminación de 10 años de investigación.
Quizás te preguntes qué me ha impulsado a pasarme los últimos dos lustros en archivos polvorientos, gélidos museos históricos y recorriendo los lugares donde transcurre la acción de novela.

Allá por el año 2010 estaba trabajando en mi árbol genealógico cuando detecté un fenómeno extraño. Como sabrás, cada vez que se avanza una generación en el tiempo, los antepasados se doblan en número. Por ejemplo: todos tenemos dos progenitores, cuatro abuelos, ocho tatarabuelos, etc. Sin embargo, al ir remontándome hacia el siglo XVI, la cantidad de antepasados no aumentaba.¿Cómo era eso posible? |
Después de dar mil vueltas para dilucidar ese misterio, tropecé la sociedad de amigos de Sorbas. Una entidad cultural entre cuyos fines destaca la defensa y promoción del Patrimonio Histórico, cultural, etnográfico y natural de la villa de Sorbas.

Gracias a ellos, averigüé que en 1571, una vez concluida la revuelta de las Alpujarras, todos los cristianos nuevos (los llamados moriscos) de las villas de Sorbas y Lubrín fueron desterrados y sus propiedades fueron confiscadas por la corona
¡Nunca volvieron al lugar que los vio nacer!
Aquellas tierras tan bellas y duras fueron abandonadas durante años, hasta que poco a poco, en oleadas sucesivas, se fueron repoblando con cristianos viejos procedentes de la España húmeda.
Muchos de ellos eran antepasados míos.
