En esta ocasión nos remontamos a las escarpadas sierras de Ronda y Las Alpujarras, hermosos baluartes en la defensa de Granada pero también refugio de salteadores, ladrones y bandoleros de todo tipo durante siglos de historia. En numerosas ocasiones el bandolerismo se ha ensalzado y se le ha dado un toque romántico, muy especialmente el ocurrido a lo largo del siglo XIX, pero mucho antes ya se producían sangrientos asaltos por aquellos hermosos parajes serranos.
Hoy nos centramos en los monfíes. Bandoleros de origen morisco, que algunos les llegaron a denominar «hombres santos» pero para otros solo eran desalmados asesinos y ladrones.

Los monfíes no destacaron durante el reinado de Carlos I, o si se producía, el bandolerismo no se consideró un problema prioritario para el reino. Pero todo ello cambia con el reinado de Felipe II. Durante el reinado de este monarca la presión del Imperio Otomano se extiende por todo el Mar Mediterráneo y los ataques a la Península Ibérica y a las Islas Baleares era continuos por flotas turcas y berberiscas.
El incremento de la presión de los monfíes y de los piratas musulmanes van en paralelo y son frecuentes los contactos y el apoyo en ambas direcciones, con la entrega de información, armas, comercio de esclavos y apoyo en las huidas hacia África cuando los primeros eran perseguidos.
La situación llega al límite en 1568 con la Rebelión de las Alpujarras, en la que los bandoleros monfíes tienen una importancia relevante.
La causa de la rebelión es la aplicación de la Pragmática Sanción de 01 de enero de 1567 por la que se busca que de una forma definitiva y real lo moriscos abandonen las costumbres islámicas y adopten las costumbres cristianas.
Los monfíes entran en Granada y tratan de ‘levantar en armas’ a los moriscos de la ciudad, pero no tienen éxito por lo que se retiran a las sierras circundantes; rápidamente el Marqués de Mondéjar reacciona y en pocos meses logra controlar la sublevación. «Mientras que los moriscos de las ciudades solo querían que se eliminase o se rebajasen las condiciones de la Pragmática de 1567, los moriscos de las sierras, y en especial los monfíes con el apoyo del turco y de Argel, buscaban recuperar el reino de Granada para la causa del Islam»
Conocidas las acciones sangrientas y despiadadas de los rebeldes sobre la población cristiana vieja, la entrada del ejército en 1570 se hace a sangre y fuego destruyendo las diferentes poblaciones ocupadas.
La revuelta se da por finalizada en 1571. La consecuencia para los moriscos granadinos es terrible: la deportación obligada y masiva de la población morisca por el resto de los reinos de Castilla y Aragón.
A partir de 1571 el bandolerismo de los monfíes prácticamente desaparece en Las Alpujarras y se concentra en la Serranía de Ronda pero ya perdiendo todo apoyo de la población por lo que su desarrollo pierde el carácter de resistencia a la autoridad de la monarcas desarrollándose puramente como el fenómeno de asaltantes y bandoleros ya conocido.
Pero eso y es otra historia.
Ilustraciones del libro: Los monfíes de las Alpujarras, de
Manuel Fernández y González
Fuentes:
BERNARD, V. – El bandolerismo morisco en Andalucía (S. XVI)
TORREMOCHA, A. – Los monfíes de La Alpujarra y la Serranía de Ronda: ¿Salteadores de caminos u hombres santos?
LÓPEZ, A. – El bandolerismo de los desterrados: Los monfíes